Las calles de la vida me impiden ver el impulso, se escuchan voces clandestinas que chillan al viento. Ríe!
Le dicen a la luna que esta vida no es para llorar, que vida solo hay una y dicen las voces. Que no vueles rápido, que paso a paso se va mejor, tranquilo, que la vida pasa y todo llega.
Me emocionan las palabras, las letras enardecen mis penas y los versos me llenan. Cuento los días, como granitos de arena parecen muchos en la playa pero son pocos.
Algunas noches las fogatas eran de dolor o de júbilo, otras la luz áspera y tenue ponía en mi el silencio, a veces hasta el olvido.
Sin embargo ahí están las calles, que me reflejan durante la noche con sus farolas y con su luna eterna, supongo que al fin y al cabo en la calle imaginé el poema que no quiere salir, golpea en mi cabeza y no quiere salir. Yo grito me estremezci y no quiere salir. Le llamo por su nombre y no quiere salir. Bajo a la calle entonces es cuando lo encuentro ante mí, así como un suspiro inedito me llama, dice que tiene un cuerda para mi, supongo que todavia no quiere que me falte una canción y que muera de amor sin conocer el grito.
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