Me hubiera encantado arrastrarme,
perseguirte hasta el final.
Pero cuento los días que pasan y hoy te e visto.
Me seducías y me encantaba tenerte dentro mío.
Añoro esos días de placidez,
aun que yo me pareciera a la muerte.
Me encantaría decirte ven
cuando me aburriese,
ahora ya no se que hacer.
nunca hay versos inútiles!!!
ResponderEliminar