Si ves que lloro tirame de la orejas,
si me ves estirado en el arcén
esperando a la muerte
levantame con una de tus sonrisas.
Recuerdo cuando te olía,
a tiempo de decirte te quiero
no sé si estoy o es que ya lo perdí.
Sin embargo ahí estas tu con tu sonreír,
típico del jacarandoso cantor Canario.
Te vengo a ver sin destrozar corazones
a ver si puedo gastar cuarenta duros de felicidad.
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