viernes, 24 de junio de 2011

Una vida abocada al desencanto.


Acaso la vida es tan mezquina como para no querer verla?
Te sientes especial, precisamente porque tienes esa capacidad?
Sólo veo quejas y un agridulce placer por estar en la nubes.
Sólo veo panfletos, palabras vacías y deseos sin contenido.
Es la comodidad, el servilismo, el conformismo.
Una vida segura tras la fachada de la lucha.
El precio? La alabanza sin sentido, el orgullo de los charlatanes,
rodearte de seres como tú. Hablar por hablar.
Una imagen se antepone a las demás:
El reflejo surrealista de los acomodados,
una burguesía que se cree socialista porque un día fue al colegio.
Unos niños caprichosos que se ganan la vida de forma inmoral.
Necesitan miseria, dramas sociales, ecologismo barato.
Un trabajo absurdo, el símil del papagayo.
Qué bonito! Soy la voz de mi amo, repito consignas,
aplaudo, adoro, venero..., incluso puedo babear.                                         
Una vida abocada al desencanto.
El pueblo, el ciudadano, los trabajadores
luchan a diario desde una trinchera que no admite fisuras.
El pueblo, la plebe, los débiles, los desheredados...,
los ignorantes, los necios.
Tan sólo un peldaño, un eslabón sin valor intelectual.
En la lucha de clases, el ciudadano no existe.
Existe el afiliado, el creyente, el pagano que mantiene tu partido,
tu sindicato, tu asociación sin ánimo de lucro.
He dicho lucro?
Ha sido un lapsus..., soy tan ignorante.
Acaso la vida es tan mezquina como para no querer verla?
Te sientes especial, precisamente porque tienes esa capacidad?
Sólo veo quejas y un agridulce placer por estar en la nubes.
Sólo veo panfletos, palabras vacías y deseos sin contenido.

Es la comodidad, el servilismo, el conformismo.
Una vida segura tras la fachada de la lucha.
El precio? La alabanza sin sentido, el orgullo de los charlatanes,
rodearte de seres como tú. Hablar por hablar.

Una imagen se antepone a las demás:
El reflejo surrealista de los acomodados,
una burguesía que se cree socialista porque un día fue al colegio.
Unos niños caprichosos que se ganan la vida de forma inmoral.

Necesitan miseria, dramas sociales, ecologismo barato.
Un trabajo absurdo, el símil del papagayo.
Qué bonito! Soy la voz de mi amo, repito consignas,
aplaudo, adoro, venero..., incluso puedo babear.                                         



El pueblo, el ciudadano, los trabajadores, 
luchan a diario desde una trinchera que no admite fisuras.
El pueblo, la plebe, los débiles, los desheredados...,
los ignorantes, los necios.
Tan sólo un peldaño, un eslabón sin valor intelectual.

En la lucha de clases, el ciudadano no existe.
Existe el afiliado, el creyente, el pagano que mantiene tu partido,
tu sindicato, tu asociación sin ánimo de lucro.

He dicho lucro?
Ha sido un lapsus..., soy tan ignorante.

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