miércoles, 9 de noviembre de 2011

Seis gotas de sangre.



Un escalofrío transcurre por mi espalda
cuando llega la noche.
Seis gotas de sangre caen y saboreo la extraña sabia
con la que forje mi agonía.

Me sumergí en un mar profundo,
ahí duele esta vieja herida,
mientras su risa babeante
construía el odio más interno.

Entonces la marea encerró su cuerpo,
después de haber perdido lágrimas y gotas de sangre.
Las aguas se convirtieron en su ataúd
y una séptima vino a la desesperación.

Ahora podía venir con atmósferas de niebla
y paisajes blancos mientras el dolor solo era un sueño
y las lágrimas desaparecían entre podridos recuerdos.

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