domingo, 16 de septiembre de 2012


Lágrimas que se sumergen
por la tierra de mis mejillas,
porque la historia de un amor
se va perdiendo en el tiempo.

Los sentimientos compartidos,
las sensaciones vividas,
no perdonan la inquietud de aquella mujer
que camina sobre llantos entrecortados.

Ama con la fuerza de su amor.
Pero su secreto,
por estar oscuro ante la sociedad,
desborda su mensaje cerebral.

La pasión que por él siente
y las sensaciones cálidas que de él le llegan,
abren una brecha entre su corazón y su mente.

Sufre, ama,
su ansiedad crece.
Y en los momentos que cruzan sus miradas,
respira su perfume,
escucha su aliento
y abraza su cuerpo,
siente la necesidad de amarle.

Llora desconsolada,
camina triste en soledad.
La amargura apaga sus anhelos de vida.

Dolida con ella misma
y sintiendo la profundidad de su amor,
se entrega en cuerpo y alma
a un hombre que le ama con pasión.

Rompe con su propio silencio,
libera su alma apresada,
se estremece con sus nuevos sentimientos,
amando a un hombre digno de ser amado.

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